REVERSOYDERECHO CLUB DE LECTURA 2012

sábado, 26 de noviembre de 2011

10. EL AGUA, LA TIERRA, EL AIRE Y EL FUEGO

10. EL AGUA, LA TIERRA, EL AIRE Y EL FUEGO

10.1 Sobre el modelo de mundo

Una de las cosas que Sabato repitió a lo largo de su vida es que la ciencia no es la panacea para todo; no sirve para explicarlo todo. La ciencia no es una fórmula mágica para descubrir el funcionamiento del cosmos, pues cuando de la espiritualidad del hombre se trata, está desborda los márgenes de lo real y conocible por la ciencia, como en una ficción, un sueño o un mito. La ciencia es trascendental para la construcción de acueductos, puentes, elevar aviones, curar ciertas enfermedades, enviar hombres al espacio, entre otros aspectos. Pero, decía el maestro, a la hora de emprender la tarea de estudiar al ser humano hay que recurrir a otros caminos, un poco menos luminosos, plagados por caminos y habitantes de lo oscuro; caminos entre pantanos llenos de fieras, dudas y contradicciones. Todo, siguiendo el modelo que Foucault decía que utilizaba para sus investigaciones, a las que él calificaba de fragmentarias.

En igual medida, hay que desconfiar de todos aquellos postulados de verdad que disfrazan realidades y logran perpetrar sistemas injustos. Conceptos como desarrollo, progreso, alfabetización, educación universal, no son tampoco la panacea para la búsqueda de una sociedad justa. Además, estos conceptos han sido apropiados por discursos politiqueros para perpetrar sistemas injustos, tanto social como ecológicamente hablando.

Al ser humano y la sociedad hay que estudiarlos, también, a través del Arte como forma creadora y transmisora de conocimiento a niveles distintos al saber que busca, encuentra y promulga la ciencia. El ser humano y sus formas sociales, a través de la historia, han sido diversos y contradictorios, tornándose a veces mágica con el advenimiento de señores como Krisna, Buda y Cristo; o a veces cruel con el de tantos tiranos como Hitler y otros con menos popularidad histórico-mediática. Quién diría, por ejemplo, que uno de los pueblos más alfabetizados del mundo iba a producir el monstruo que le dio a Europa su lección histórica con dos guerras mundiales. ¡El pueblo de Marx, Einstein, Hegel, Bach, Plank… Hitler! Como si en el más pulcro salón del palacio de la realeza británica encontráramos un inodoro sucio e infectado por la podredumbre.

El hombre, desde sus albores, interpretó el mundo; le dio nombre a todo lo que pudo ver y detallar, como si por algún extraño motivo tuviera inscrito en sus genes la necesidad de comprender el cosmos, ya sea mediante mitos en el pasado no tan remoto como con elaboradas teorías filosóficas y matemáticas en el presente, que a la manera de ecuaciones, estan construidas perfectamente mediante la lógica de la razón material del mundo. Entre todas las explicaciones que ideó, hubo muchas en las que los elementos del entorno no eran sólo cosas, sino seres con distinta jerarquía a la humana en el equilibrio frágil del mundo.

Ese equilibrio del hombre y de su forma de vida con el entorno ecológico, hizo que la humanidad viviera a lo largo de millones de años sin alterar el planeta en absoluto. No fue sino hasta las revoluciones técnico-científicas producto de la ilustración, y las jurídico económicas derivadas de las revoluciones americana, francesa e inglesa y el advenimiento de nuevas formas comerciales, que el mundo desencadenó el desequilibrio. Las fábricas hicieron necesario la existencia de una sociedad que creciera al ritmo adecuado para que las máquinas funcionen y mantengan estables o crecientes los niveles de producción. Bajo este esquema elemental, podría haberse aventurado que el crecimiento del número de mercados era finito y ligado al límite de la producción de las fábricas. Lastimosamente las fábricas, como modelo de producción, se implementaron dentro del pensamiento como símbolo de progreso. Los países a imitar: los más alienados, los más robotizados, los más devastados ecológica y socialmente.

10.1 La desigualdad material del mundo

Uno de los textos más emblemático de la resistencia indígena mexicana, liderada por el siempre enigmático y controversial Subcomandante Marcos, habla sobre la desigualdad del mundo y el recuerdo mágico-mítico de un lugar distinto, en el que todos caben por igual.

Cuatro puntos pusieron los dioses para que el mundo se estuviera acostado. No porque cansado se estuviera, sino para que parejos caminaran los hombres y mujeres, para que todos cupieran, para que nadie encima de otro pusiera. Dos puntos pusieron los dioses para volar y estarse en tierra se pudiera. Un punto pusieron los primeros dioses para que los hombres y mujeres verdaderos se estuvieran caminando[1].

Ese sueño no es exclusivo de la lucha mexicana, sino de los millones de desposeídos del mundo, que apertrechados en bases sociales piramidales injustas, sostienen regímenes desiguales, en los que la opresión militar, política, ideológica, religiosa y mediática, aún promulga el desarrollo capitalista como solución a los problemas de iniquidad, siendo este la causa de la mayor parte de desgracias del mundo (desastre ecológico, humano, social).

Los falsos e hipócritas valores sobre los que las grandes potencias y las sociedades de naciones mantienen los sistemas de explotación económica, tanto de países “desarrollados” sobre los demás, como de las grandes corporaciones sobre miles de trabajadores que padecen la opresión, con salarios miserables y precarias condiciones de vida respecto de los modelos presentados como superiores.

Los habitantes de la América colonizada por los invasores ibéricos padecen, al igual que en muchos países esclavizados por los países europeos y su odioso eurocentrismo, la iniquidad del despojo de las tierra, arrebatadas a los habitantes originarios a partir de principios religiosos pasados por alto en pro del fortalecimiento económico y militar de la corona española, conseguido sobre los cadáveres de cientos de indios y negros, arrancados de su territorio por el comercio floreciente de personas para trabajar minas y haciendas.

Esas cadenas, que debieron romperse con el advenimiento del modelo que pregonaron franceses e ingleses, siguen vigentes en buena medida tras dos siglos de repúblicas cuyos horizontes siguen siendo los modelos desarrollistas europeo y norteamericano, cuya voracidad por recursos para mantener su statu quo, los convierte en los opresores de buena parte del mundo, enmascarados por discursos de libertad, democracia e igualdad no ponen en práctica ni coaccionan a sus despiadados empresarios para que lo hagan.

10.3 La absurda esperanza

En tiempos remotos, cuando los hombres se encontraban entre el fuego cruzado de los dioses y los titanes -la primera generación engendrada por Gea-, Prometeo decidió ponerse de lado de la humanidad a la que los dioses habían castigado con los sufrimientos. Con paciencia recogió cada uno de los males que aquejaban a los hombres y los encerró cuidadosamente en una caja, la que puso en lugar seguro, lejos de las manos de los dioses. Zeus, enemigo de Prometeo y de los hombres que eran sus aliados, hizo que el herrero Vulcano formara una mujer con barro, a la que introdujo al mundo para tener abrir la caja que construyera Prometeo. Cuando Pandora abrió la caja, todos los males que Prometeo encerrara se escaparon afectando a los hombres que, sin embargo, a pesar de los desastres desatados sobre ellos, continuaron viviendo aferrados a la engañosa y absurda esperanza, que el precavido Prometeo había encerrado también en la caja.

En este mundo donde la mayoría de los hombres padecen los desastres de sistemas económicos injustos, apoyados en aparatos ideológicos y militares sumamente poderosos, la esperanza de un cambio sigue siendo el faro que guía la resistencia a la opresión, derecho que naciera de la revolución francesa y que, por evidentes razones de tipo político-económico, goza de menor visibilidad que los otros nacidos a su influjo, como la libertad, la igualdad y la propiedad.

Esta resistencia a la opresión es fundamental para mantener viva a la engañosa esperanza y trabajar por un cambio en las mentalidades globales. En Colombia, por ejemplo, esta resistencia debe llevarse a cabo desde lo local, siendo partícipes de todas las acciones y decisiones que afecten a su comunidad, impulsados por la esperanza, la engañosa esperanza.

Si en algo este mundo signado por el individualismo y el valor de cambio puede contribuir en la búsqueda de un mundo más justo, es el acercamiento al límite de toda devastación y opresión posibles. Ya las economías europeas empiezan a decaer, al igual que Estado Unidos, restándoles sólo el dominio ideológico ya puesto en duda desde los comienzos mismos de su hegemonía, y el dominio militar que sigue siendo la espada que pende sobre las cabezas de todos, con más furia desde el momento mismo en que la historia del hombre se dividió en dos con la escisión del átomo de uranio y el comienza de la era nuclear, un poder tan devastador en manos de los hombres, tan indefensos ante sus propias estupideces.
 
10.4 La tierra, el agua, el fuego, el aire.

 Desde épocas muy remotas la humanidad comprendió que la naturaleza estaba plagada de seres vivos, que interactuaban entre ellos de diversas maneras, con distintos lenguajes, del alma, del cuerpo y la mente. El comportamiento de un ave pueden referirse a muchas cosas desde la perspectiva humana, y ya implicaban una forma de comunicación con otros seres [Ver película Los Pájaros de Hitchcock]; en el mismo sentido con los demás seres de la creación, desde los roedores hasta las piedras, que en nuestra región, aparecen revestidas de símbolos raros, empotradas como para indicar la presencia de seres anteriores a nosotros, igualmente inteligentes y capaces, pero vivientes de otra vida, tan distinta de esta como la nuestra de las generaciones futuras, que nos recordarán como consumidores de hamburguesas y cine caro-pero barato- realizado en Hollywood.

Los griegos ya sabían que este mundo estaba compuesto de elementos, esencias de las cosas, definidas a partir de sus referentes mentales: tierra, agua, aire, fuego, átomos. Para Tales de Mileto, el primero de los siete grandes sabios griegos, el universo físico, la physis, obedecía a un principio fundamental: el agua. Para las culturas andinas el principio fundamental del mundo es también el agua, tanto por marcar el origen como el final, como con el diluvio en el pensamiento judeo-cristiano. Qué decir de la ciencia, que ha descubierto que más del setenta por ciento de la superficie está cubierta de agua, al igual que nuestro organismo.

La tierra, gea la de anchos pechos, es el origen de todo, pues nació del caos y pario a Uranos, el cielo, su hijo y primer germen de lo masculino, pues poseyendo a su madre, se desencadenó la génesis de los titanes, dioses y hombres del mundo griego. La tierra, el sostén, fue siempre una divinidad para el hombre, pues ella era el espacio de lo físico donde se desenvolvía la existencia, tanto del grupo como del propio individuo, concepto impensable, sentido, confuso. A la tierra están asociados todos los dioses de la fertilidad, aquellos que generan alimentos, medicina, donde viven animales, plantas y espíritus.

El fuego, siguiendo la tradición griega, le fue dado al hombre por un regalo del titán Prometeo, quien rodó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres, para que así iniciaran su conquista de la noche, único Titán al que Zeus debe acatar, pues a todos menos a esta diosa pudo derrotar. A través del fuego los hombres se adentraron en profundas cavernas para buscar cosas impensables, energías, metales, tal vez gente antigua que vive en la profundidad de las cavernas. Aquellas escritura de los hombres de antaño en las cavernas nos acercan a uno de los prodigios del fuego, haciendo que el hombre contemple lo que estaba hundido en las sombras.

Para los egipcios Shou, el dios del aire, adquiere la importancia de ser el soporte del mundo conocido, pues su fuerza y su esencia les permiten existir a los hombres, ya que separa la tierra del cielo. Con Shou hay que tener cuidado, pues de él depende el orden de las cosas.

Cada pueblo da soporte a su realidad en diversos principios y lenguajes, hasta el científico, que aún busca la partícula que, a semejanza del punto, sea la mínima unidad posible e indivisible, de la cual se forman todos los elementos, desde perspectivas tan amplias como la mecánica cuántica. La física y la química representan estas búsquedas, y el lenguaje matemático es su expresión gráfica y simbólica de un tipo de civilización, que se ufanada en su saber científico, se hunde en las porquerías del consumo sin medida anclado a su saber como rémora cancerosa.

10.5 La génesis del problema agrario y ambiental

La relación campo-ciudad nunca había sido tan desastrosa como en los siglos herederos del pensamiento ilustrado europeo, que apoyado en la revolución científica, ideo máquinas para producir bienes y mercancías que era preciso consumir, para lo cual se fomentaron campañas de fecundidad fundada en el desarrollo, que a la postre llegó, pero produciendo millones de desechos. Esta época, que con razón Sabato llama grave, está signada, ante todo, por el fomento de un modo de vida basado en el consumo y tenencia de cosas, artefactos materiales por los que el ser humano debe trabajar en lo que le tocó.

América es la historia truncada que se convirtió en la epopeya de un continente dividido entre la potencia estadounidense y el resto del continente, sumido en los conflicto más inverosímiles que hicieron inviable las repúblicas como estados fuertes, a pesar de la disponibilidad de recursos que otros países no.

La historia no es algo lineal, que se cuente en una sucesión definible y precisa de acontecimientos fechados a la perfección, pues ello no es posible. La historia son una serie de historias complejas, entrelazadas por centenares de tramas que interconectan en acontecimientos inesperados y multiformes, que más adelante se muestran en su magnitud, como la historia del cabo alemán que llegara a ser el Tirano más popular entre los hijos bastardos de la humanidad.

En la historia del despojo colombiano intervienen una serie de acontecimientos que configuraron el estado actual de la situación, desde la invasión formalizada por Colón, pasando por la propiedad concedida por el Papa a los Reyes Ibéricos, a los regímenes coloniales y republicanos de la hacienda, hasta una pretendida modernización que terminó acrecentando el arribo de relaciones laborales injustas y la acumulación de tierras como algo sumamente rentable, más cuando se necesitaron grandes plantaciones en las tierras más fértiles y asequibles al centro político colombiano para asegurar lo que se dio en llamar la dieta nacional, que hoy se considera bajo la denominación de seguridad alimentaria. La necesidad de mano de obra, seguramente, también fue patrocinada por las mismas fuerzas que impusieron el comercio y la acumulación de tierras como soporte de un status y poder político de un país en construcción, sumiendo a los desposeídos en la ignorancia de su situación e inerme ante cualquier salida por la represión sistemática; desposeídos siempre dispuestos a soportar más y más golpes a la manera de Job probando su fe, la misma que en los pueblos andinos genera la fiesta, lugar en el espacio tiempo donde olvidar las injusticias del mundo.

La historia del despojo está atravesada de dinámicas viejas, de un viejo señorío de clase a uno de clase, posición económica (legal e ilegal) y militar, como ocurre en el conflicto militar de Colombia, signado por el narcotráfico, además, una lucha contra la libertad de decidir de las personas, si es que se las considera capaces de decidir en lo adecuado para sus vidas; narcotráfico que alimenta buena parte del comercio mundial, hipócritamente perseguido por quienes se benefician de sus redes.

Esta forma de habitar el planeta en la que la propiedad privada y el ánimo de lucro, junto a una moral hipócrita imperan, pisoteando vidas a través de regímenes injustos, como el nuestro, donde un reducido número de personas ostenta el poder económico y político, amparados en mentalidades liberales, cristianas y comerciales.

El problema agrario en Colombia es la historia de la continuo despojo de unos cuantos sobre los muchos, obligados a la colonización y a dinámicas de ciudad que los transforma en la cara amarga de una sociedad que prefiere silenciar el horror de su silencio detrás de aparatos luminosos que, a la manera de dictadores poderosos, moldean y manipulan formas de pensar, sentir y hacer el mundo.

 10.6 El derecho como instrumento de manipulación.

En la historia de la desigualdad humana, el derecho ha tenido un papel ambiguo, tanto por su carácter opresor como testigo histórico cómplice del despojo, formalmente o soterradamente gracias al papel sínico de los hombres que aplicaban las leyes, quienes ante las leyes de indias que pedían proteger a los nativos sobre explotados de América, aplicaban el concepto de se obedece pero no se cumple, que más tarde tomaría forma de lo que se conoce como excepción de inconstitucionalidad.
En este sentido, cabe preguntarnos qué tipo de sociedad es esta en la que nos encontramos, sumidos en la 
ignominia de la injusticia más grande, abierta gracias a la conquista material que la ciencia dio del mundo a una minoría hipócrita y amoral, que sin embargo fue y es hábil para mantener su poder.

BONUS



[1] Sub. MARCOS. La historia de los Sueños.

jueves, 17 de noviembre de 2011

LA "INDUSTRIALIZACIÓN" DE LA MINERÍA DE ORO Y PLATA EN COLOMBIA EN EL SIGLO XIX: SOCIEDAD DE ZANCUDO Y COMPAÑÍA MINERA DE ANTIOQUIA


Por: Fernando Molina Londoño. Historiador y maestría en historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Profesor, Universidad de los Andes.

Tomado de: Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 258 Junio de 2011


En Antioquia, una región caracterizada desde la colonia por la pequeña minería, a mediados del siglo XIX se fue abriendo paso la gran empresa, en un intento por aumentar la escala y la productividad del laboreo mediante la incorporación de modelos de organización y sistemas de explotación más eficientes. Surgieron así algunas de las empresas más considerables del país en el siglo XIX.

Joseph Brown. Nativo jornalero de las minas de Santa Ana llega con un despacho. 1830.
Desde la colonia, el principal producto de exportación del país fue el oro. Con la minería de oro y plata en el siglo XIX, Colombia logró integrarse como república independiente a la economía mundial con un exitoso producto de exportación, configuró una eficaz red de caminos de herradura que animaron el comercio y la colonización de baldíos, creó el ambiente para que numerosas personas desarrollaran habilidades técnicas, empresariales y gerenciales, propició una distribución amplia del ingreso por exportaciones que impulsaron el consumo de bienes manufacturados y permitió la acumulación de capitales que se invirtieron en otras actividades como la banca, los transportes, la agricultura y la financiación del Estado.
No tanto con esclavos, como en el Cauca, sino con mano de obra libre, en Antioquia existió una explotación mayoritariamente familiar o de pequeñas compañías de mineros que originaron una gran dinámica económica y empresarial. Sin embargo, en una región caracterizada desde la colonia por la pequeña minería, a mediados del siglo XIX, se fue abriendo paso la gran empresa, en un intento por aumentar la escala y la productividad del laboreo mediante la incorporación de modelos de organización y sistemas de explotación más eficientes. Surgieron así algunas de las empresas más considerables del país en el siglo XIX. La Sociedad de Zancudo llegó ser la más grande y rentable de Colombia.
El objetivo de este artículo es mostrar cuáles fueron los mecanismos que emplearon la Sociedad de Zancudo y la Compañía Minera de Antioquia para industrializar la minería, cuando el país no había iniciado un proceso de industrialización y estaba más empeñado en desarrollar la agro exportación. También se ilustra cómo ambas llegaron a convertirse en dos de las empresas colombianas más importantes por el capital invertido, la rentabilidad, el número de trabajadores, la organización y la tecnología.
La Sociedad de Zancudo fue una empresa ordinaria de minas, de 28 acciones, creada en Medellín en 1848 por el acaudalado comerciante, minero y político conservador, José María Uribe Restrepo (1790-1854), para laborar varias minas de veta y aluvión de oro y plata en el Distrito de Titiribí. Las dos minas más importantes eran El Zancudo y Los Chorros, explotadas desde finales del siglo XVIII. Una compañía que dejaba pérdidas a sus anteriores propietarios, empezó a dar ganancias en poco tiempo, porque Uribe y sus socios pusieron orden en la extracción y aumentaron el número de molinos de pisones y arrastre para triturar mineral.
Lavadoras de oro, río Guadalupe, Medellín. Láminas de la Comisión Corográfica, 1850-1859.
Esto ocurría en una etapa de expansión de la industria minera, debido a la introducción de técnicas, personal y capital extranjeros, gracias a lo cual se mejoró la producción de yacimientos de aluvión por la introducción de dragas y la explotación de minas de veta, que había recibido poca atención a lo largo de la larga historia minera regional. Por estos años, la producción antioqueña de oro también experimentó un notable crecimiento porque el gobierno regional eliminó los impuestos al comercio del metal (1851), medida que junto a la fiebre del oro que afectó al mundo por el descubrimiento de minas en California y Australia, incentivó la inversión nacional y extranjera en Colombia. Por ejemplo, en 1852, se constituyeron la Frontino Gold Mines y la Compañía Francesa de Segovia con capital inglés y francés para explotar esos yacimientos antioqueños. Con capital colombiano se constituyó la Compañía Minera de Antioquia (1855).
Por su parte, durante esta etapa de auge minero, Carlos Coriolano Amador (1835-1919), yerno del fundador de Zancudo, entró a controlar la empresa en 1863. Con el visionario comerciante italiano Juan Bautista Mainero (1831-1918), segundo socio en importancia, la transformó introduciendo innovaciones en la organización, los procesos y las materias primas.
Coriolano Amador. Hamburgo, ca. 1886. Fotografía anónima. En: Luis Fernando Molina Londoño. Empresarios colombianos del siglo XIX. Banco de la República/El Áncora Editores, Bogotá, 1998.
El Zancudo fue la primera firma minera colombiana, de tipo familiar, donde la organización tuvo una separación entre propiedad y control, es decir, tuvo gerentes profesionales a sueldo, sin parentesco con la familia. Esto ocurrió desde la etapa inicial de expansión (1863-1867), cuando contrataron como director al experto metalurgista alemán Reinhold Paschke.
En efecto, fue la primera firma minera colombiana, de tipo familiar, donde la organización tuvo una separación entre propiedad y control, es decir, tuvo gerentes profesionales a sueldo, sin parentesco con la familia. Esto ocurrió desde la etapa inicial de expansión (1863-1867), cuando contrataron como director al experto metalurgista alemán Reinhold Paschke. Entre 1867 y finales de siglo, en Zancudo se configuró una jerarquía gerencial de varios niveles de mando, a cargo de numerosas dependencias especializadas. 
Amador y Mainero también viajaron a Europa con el objeto de contratar mano de obra calificada que no existía en el país. A Colombia no sólo llegó contratado Paschke, sino un grupo considerable de técnicos e ingenieros alemanes, ingleses, franceses y belgas que se encargaron del montaje de nuevos sistemas de extracción y beneficio de minerales. Se sabía que el material sacado de la mina de Zancudo tenía altos contenidos de oro y plata, pero esta última se perdía por falta de técnicas y personal experto para extraerla. Amador decidió, como socio mayoritario, introducir un sistema de beneficio que también permitió recuperar la plata, imitando los sistemas de Freiberg (trituración, amalgamación, cianuración, lixiviación, fundición y refinación o copelación).
Billete de 50 centavos de la Sociedad de Zancudo, con una imagen de los mineros y la de Carlos Coriolano Amador y su firma. ca. 1890.
La dispersión de numerosas vetas en un amplio territorio exigió una organización compleja para coordinar actividades como explotación, beneficio de minerales, importación, abastecimiento y transporte de insumos como máquinas y herramientas para las minas, traslado de remesas a Medellín y Londres, abastecimiento de víveres para sostener trabajadores, envío y pago de nóminas en efectivo, control estadístico de la producción, manejo financiero con las más modernas técnicas contables, planes de trabajo (exploración y nuevas explotaciones) y presupuestos.












Fragmento del Mapa de la Provincia de Antioquia en la República de la Nueva Granada, trazado por C.S. de Greiff, 1857. En rojo Medellín y las zonas mineras de Titiribí y Entrerríos.

Debido a la escala de los montajes industriales que demandaron mayor cantidad de materia prima, se aumentó la extracción y el procesamiento mecánico de minerales. Así, el uso del pequeño molino antioqueño con cuatro pisones, introducido en Antioquia por el ingeniero inglés Tyrell Moore, a finales de la década de 1820, se sustituyó por el molino californiano de 24 pisones. La extracción de roca con pica, se complementó con taladro neumático y voladura con dinamita; a la extracción manual de agua de los socavones, se integró la bomba para desaguar más rápidamente las partes inundadas, y el transporte de mineral de las minas a la fundición mediante mula, se complementó con el cable aéreo. En la empresa quizás no se justificó la inversión en la fuerza de vapor para mover molinos y otras máquinas por la abundancia de ríos en la zona que proveían fuerza hidráulica. 
En Zancudo se organizaron dos fundiciones, Sabaletas y Sitio Viejo, con características afines a las de la fábrica moderna, es decir, con numerosos trabajadores supervisados por mandos medios, procesos industriales controlados donde se combinaban tiempos, movimientos y cantidades de obra, rigurosamente medidos con métodos estadísticos. La riqueza carbonífera de Titiribí, contigua a las minas de oro y plata, permitió, además, un abastecimiento rápido y económico de combustible para los hornos. Esto representó también una oportunidad para ampliar el negocio minero a la extracción y venta de carbón para abastecer el mercado de Medellín y más adelante al ferrocarril. Para reducir costos, la fundición de Sabaletas fue desmontada hacia finales de siglo y todos los trabajos se concentraron en Sitio Viejo, por su cercanía a los mejores yacimientos de carbón.
A la sombra de Zancudo, se desarrollaron otras fundiciones de hierro y talleres de reparación y fabricación de máquinas y herramientas como la del alemán Reginaldo Wolff, quien fabricó para Zancudo el primer molino californiano que se hizo en Colombia. También motivó la demanda de hierro que desde finales de la década de 1860, empezó a producir la Ferrería de Antioquia, ubicada en la cercana población de Amagá.
La innovación continua por más de cuarenta años se financió con la reinversión constante de utilidades y con cuantiosos préstamos bajo hipoteca de inmuebles de los dueños, no de la Sociedad, otorgados por poderosas firmas bancarias y comerciales extranjeras y antioqueñas como "Restrepos y Cía.". Zancudo tuvo un banco propio desde 1882 aproximadamente, pero sus actividades se limitaban a proveer recursos para el funcionamiento y no para la financiación de la empresa.
Paschke y los demás extranjeros prepararon al personal colombiano que continuó a cargo de las tareas administrativas y técnicas de la mina y la fundición, hasta que a principios del siglo XX, la empresa empezó a incorporar ingenieros egresados de la Escuela de Minas de Medellín.
tribuido a E. Nichols. Chozas en las minas de Marmato.
La Sociedad ordinaria de minas era la forma más generalizada de organización societaria en Antioquia. En ella, unos tenían carácter de socios capitalistas y otros de socios industriales, quienes podían aportar la mina, otros las máquinas y herramientas, otros la administración y el conocimiento en la explotación y otros su concurso en el laboreo. Todos tenían los mismos derechos y obligaciones. .
Los ingenieros de la Escuela de Minas, fundada en 1887, tuvieron un campo de acción muy amplio en la empresa, pero en especial desde 1907, cuando iniciaron la adecuación de los sistemas de explotación y empezaron a implantar con éxito sistemas "tayloristas" de administración para mejorar la productividad de los obreros, aprovechando viejas prácticas, semejantes a las propuestas por Taylor y Fayol, que ya existían en Zancudo desde la década de 1860.
Pese a los esfuerzos de los ingenieros antioqueños, la sociedad experimentó deterioro en la capacidad de innovación que se reflejó en bajas de la producción y la rentabilidad desde principios del siglo XX. El aumento de los contenidos de plata en los minerales empezó a crear una situación que no correspondía con una tecnología y una experiencia que se centraba más en la extracción y beneficio del oro, por demás, un producto que siempre recibió más atención de los socios y gerentes por su mayor valor frente a la plata. La empresa tuvo una larga agonía desde 1910, hasta su cierre en 1948.

Compañía Minera de Antioquia

Varias compañías mineras por acciones, nacionales y extranjeras, se conformaron en Antioquia bajo el influjo inspirador del éxito logrado por la Sociedad de Zancudo. Precisamente en 1875 fue fundada la Compañía Minera de Antioquia, CMA, sólo que como sociedad anónima y no como sociedad ordinaria, forma en que tradicionalmente se habían agrupado los mineros en Antioquia para reunir recursos y distribuir los riesgos. .
La CMA, pese a su corta duración en comparación con Zancudo, surgió como una respuesta a la oportunidad de tomar en arriendo minas pertenecientes a individuos y sociedades sin capital suficiente para explotarlas. Sus fundadores, el acaudalado minero y comerciante Julián Vásquez y el ingeniero británico Robert White, buscaban atraer la inversión de las grandes casas comerciales y bancarias de Medellín que, por entonces, carecían de interés por el comercio internacional afectado por una tremenda devaluación de la moneda local, por la inflación y el ambiente de guerra propiciado por los liberales caucanos, lo que convulsionó la actividad económica regional. Vásquez y White lograron reunir 1.180 accionistas, entre acaudalados y modestos, domiciliados en diferentes zonas de Antioquia y Cauca. Este hecho marcó una diferencia profunda con la manera habitual de asociación.
Algunos socios actuaban como agentes comisionistas de la CMA, en la compra de víveres y ganado para enviar a las minas a cargo de la Compañía, coordinando además su transporte. La dispersión de numerosas vetas en un amplio territorio exigió una organización compleja para coordinar actividades como explotación, beneficio de minerales, importación, abastecimiento y transporte de insumos como máquinas y herramientas para las minas, traslado de remesas a Medellín y Londres, abastecimiento de víveres para sostener trabajadores, envío y pago de nóminas en efectivo, control estadístico de la producción, manejo financiero con las más modernas técnicas contables, planes de trabajo (exploración y nuevas explotaciones) y presupuestos. Todo se hacía mediante una coordinación centralizada en Medellín de las redes comerciales que atendían las necesidades de la empresa en toda la región. A su vez, con los centros de recepción de oro en Europa y el envío, desde allá, de mercancías que se requerían en las minas.

Conclusión

No obstante sus pocos años de operación (1875-1882), la CMA introdujo una innovación al conformar una nueva estructura organizativa para explotar la minería en una escala mayor. Este hecho, así como toda la dinámica desplegada por la Sociedad de Zancudo manifiestan un claro propósito por "industrializar" la minería. Este proceso avanzó a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y tuvo su epicentro en Antioquia, región líder en la explotación de oro en Colombia. Transformar una actividad en el contexto de un país no industrializado, exigió a los empresarios e inversionistas, como aquí se mostró, el empleo de complejos sustitutos para reunir y suplir los recursos faltantes en el medio colombiano, caracterizado, entre otros factores, por su atraso tecnológico, falta de capitales, inexperiencia en administración de empresas, predomino del capitalismo familiar que limitaba el crecimiento de las empresas, permanente inestabilidad política por guerras civiles y conflictos interregionales, falta de mano de obra calificada y dificultades de transporte.
BIBLIOGRAFÍA
Botero, María Mercedes. La ruta del oro: una economía primaria exportadora, Antioquia 1850-1890, Medellín, Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2007.
Brew, Roger. El desarrollo económico de Antioquia desde la independencia hasta 1920, Bogotá, Publicaciones del Banco de la República, Archivo de la Economía Nacional, 1977 [Segunda edición: Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2000].
Gerschenkron, Alexander, "La modernización empresarial", en Myron Weiner (ed.). Modernización, México, Editorial Roble, 1969.
Dávila, Carlos (compilador). Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX-XX. Una colección de estudios recientes, Bogotá, Editorial Norma, Ediciones Uniandes, Facultad de Administración de la Universidad de los Andes, CEPAL, 2003, 2 tomos.
Molina Londoño, Luis Fernando. (2006). Empresarios colombianos del siglo XIX, 2ª. ed., Bogotá, Universidad de los Andes, Facultad de Administración, Ediciones Uniandes, 2006.
Restrepo, Vicente. Historia de las minas de oro y plata en Colombia, Medellín, Fondo Rotatorio de Publicaciones Faes, 1979.
Tomado de: Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 258 Junio de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

RETROVISOR: DIEZ PUNTOS CLAVE DE LA LEY DE VÍCTIMAS

Por César Paredes, periodista de Semana.com
Jueves 5 Mayo 2011

El proyecto de ley de víctimas está a punto de terminar su trámite en el Congreso. Solo le falta un debate en la plenaria del Senado y después deberá cursar el trámite de revisión constitucional para convertirse en ley. 


Tras una reunión del presidente Juan Manuel Santos con los ponentes de la ley, el Partido de La U se comprometió a firmar la ponencia de la coalición para agilizar el trámite de su último debate. La fecha de su discusión, sin embargo, no ha sido anunciada.

Esta iniciativa pretende reparar, en parte, las pérdidas materiales y morales de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Para una mejor comprensión del contenido de la propuesta, de las discrepancias políticas sobre algunos de sus artículos y de su importancia, Semana.com elaboró preguntas y respuestas sobre los temas más importantes de este proyecto de ley. 


Las definiciones están sujetas a cambios de última hora, pues al proyecto le falta un debate y aún no se conoce el texto completo de la ponencia. 


1- ¿Quiénes son las víctimas? 

Según el texto aprobado en la Comisión Primera del Senado, son las personas que han sufrido menoscabo de sus derechos a partir de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves a las normas Internacionales de Derechos Humanos. También se considera víctimas a los familiares en primer grado de consanguinidad y a los cónyuges de los afectados. 


El texto aprobado en la Comisión Primera del Senado excluyó a los integrantes de grupos ilegales, pero sí incluyó a los niños y adolescentes desvinculados de los grupos armados. Para organizaciones sociales como el ICTJ, esa exclusión es contraria a los principios del DIH, pues los integrantes de grupos ilegales también podrían sufrir el menoscabo de sus derechos en algunos casos. 


En las últimas horas, se desató una polémica porque los ponentes de la ley y el Gobierno acordaron que las víctimas que se podrán beneficiar son las del “conflicto armado”. Esa expresión no había aparecido en las discusiones. El objetivo de la inclusión es delimitar el universo de víctimas para que queden por fuera las de la delincuencia común. 


Para algunos legisladores como Roy Barreras, de La U, las personas afectadas por las bandas criminales no se deben considerar sujetos de los derechos de la ley en discusión. No obstante, organizaciones de derechos humanos y algunos sectores políticos consideran que las personas que han sido asesinadas por esas bandas o sus familiares, en algunos casos por defender su derecho a la tierra, también son víctimas del conflicto. La discusión no está saldada. 


Las víctimas podrían ser entre tres y cuatro millones de personas (casi el 10 por ciento de la población colombiana), pues la cifra incluye a todos los desplazados. 


2- ¿Qué es enfoque diferencial? 

El proyecto de ley reconoce que hay grupos poblacionales dentro del universo de víctimas que tienen características especiales como los niños, las mujeres, defensores de derechos humanos, sindicalistas, etc. El espíritu de la ley está orientado a garantizar que las medidas de reparación, asistencia, restitución, tengan en cuenta esas diferencias. 


Hay quienes han advertido que dentro de ese enfoque no se incluyó a los indígenas ni a la población afrodescendiente. Estos grupos poblacionales merecen un trato distinto, pues en muchos casos comparten territorios colectivos. Sin embargo, el proyecto prevé darle facultades al Gobierno para la promulgación de un decreto que incluya posteriormente los mecanismos que aplicarán a las minorías étnicas. 


3- ¿Qué es asistencia, reparación y restitución? 


El proyecto enuncia medidas del Estado que cobijan a las víctimas de varios tipos. Una es la asistencia, que es la ayuda que requiere cualquier persona en el momento en el que se le vulneró su derecho. Por ejemplo, asistencia médica o alimentaria. 

La reparación no es una medida de beneficencia, sino la obligación del Estado de “reparar” el daño que ha sufrido la víctima. Esa reparación incluye medidas económicas y simbólicas, entre otras. El proyecto define como reparación integral medidas de indemnización, rehabilitación, satisfacción, restitución y garantías de no repetición. 

La restitución es la devolución de un bien o un derecho a una persona que lo perdió. El proyecto incluye un capítulo especial dedicado a la devolución de las tierras de personas que fueron obligadas a abandonarlas. 


No obstante, algunos defensores de derechos humanos argumentan que el proyecto confunde algunos de los conceptos. También han sugerido que la devolución de la tierra no es suficiente para que las víctimas puedan recuperar su capacidad productiva. 


4- ¿Qué es la reparación simbólica? 


En la regulación, el Estado se compromete a crear medidas de reparación simbólica para reivindicar a las víctimas. Una de ellas es la creación del Día Nacional de las Víctimas el 10 de diciembre; otra, la creación de un Programa de Derechos Humanos y Memoria Histórica, para recoger, preservar y cuidar la documentación sobre las víctimas y la creación del Centro de Memoria Histórica y del Museo de Memoria Histórica, entre otras. 

Todas tienen por objeto resarcir el daño hecho a las víctimas, de manera simbólica, y para ello es indispensable conservar los documentos que evoquen a las víctimas. 


5- ¿Quiénes tienen derecho a restitución de tierras? 


Las víctimas despojadas de tierras o que tuvieron que abandonarlas a partir de 1991. Eso quiere decir que las víctimas que perdieron sus tierras antes no acceden a la restitución de tierras. La exclusión de esas víctimas que no serán restituidas ha sido defendida por algunos legisladores con el argumento de que, según la ley, después de 20 años prescriben los términos para reclamar propiedades. No obstante, algunos observadores han señalado que esa decisión es arbitraria. 

6- ¿Qué es la inversión de la carga de la prueba? 


El texto del proyecto de ley reza: “el Estado presumirá la buena fe de las víctimas”. Las víctimas tendrán un trato privilegiado por el Estado para poder demostrar el menoscabo que han sufrido. Es decir que las víctimas podrán acreditar su condición con una prueba sumaria, y, si es el caso, el presunto responsable de su condición es quien deberá probar lo contrario. 


7- ¿Cuánto cuesta la reparación? 


A propósito del costo que tendrá la reparación de todas las víctimas, no hay una suma exacta. En los debates del proyecto se ha hablado de entre 10 billones y 20 billones de pesos. Está claro que la devolución absoluta de los bienes y una indemnización cabal del detrimento patrimonial de las víctimas no es posible. 

Por esta razón hay quienes en el Congreso han dicho que el costo es demasiado alto para la Nación. Sin embargo, otras voces, como la del economista Luis Jorge Garay, director de la Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, han dicho que se deben diseñar mecanismos de reparación administrativa que incluya criterios de proporcionalidad. Es decir, establecer tarifas para la reparación administrativa, pero, en todo caso, no someter la reparación a la regla fiscal, porque podría ser declarado inconstitucional. 

8- ¿De qué tamaño es el despojo de la tierra? 


Según la III Encuesta Nacional de Verificación de los derechos de la población desplazada, las tierras despojadas o abandonadas forzadamente suman 6,65 millones de hectáreas, entre 1980 y julio del 2010. Esta encuesta es la investigación más completa, hasta ahora, sobre el tamaño del despojo. 


Otras investigaciones han mencionado que se trata de dos millones de hectáreas. Sin embargo, las metodologías utilizadas no abarcan la dimensión del problema en su sentido más amplio. 

9- ¿Quiénes son los ponentes del proyecto? 


El coordinador de ponentes es el senador Juan Fernando Cristo, del Partido Liberal. Lo acompañan Roy Barreras, del Partido de La U; Hernán Andrade, del Partido Conservador; Hemel Hurtado, del PIN, y Jorge Londoño, del Partido Verde. Luis Carlos Avellaneda, del Polo Democrático, radicará una ponencia positiva distinta para el último debate, que recoge las inquietudes de un sector de los defensores de derechos humanos que no está del todo conforme con el proyecto mayoritario. 

10- ¿Por qué es importante el proyecto? 


Analistas de diferentes disciplinas han argumentado que el acceso a la tierra ha sido uno de los ejes del conflicto armado. La aprobación del proyecto es vista como un aporte fundamental a la resolución del conflicto, porque el propio Gobierno reconoce que existe el despojo y una gran cantidad de colombianos vulnerados en sus derechos. 

No obstante, la ley también exige mecanismos de seguridad efectivos para quienes reclaman sus tierras o defienden los derechos humanos. Por eso hay quienes advierten que la ley no es suficiente para superar el estado de violencia y proteger integralmente a la población vulnerada. Es un paso, pero de un camino muy largo que apenas empieza.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

LA REVOLUCIÓN EN MARCHA

Tomado de: Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). Edición 192. Diciembre de 2005



La Revolución en Marcha comprende el periodo que va desde 1.934 a 1.938, llamado así para establecer el contraste entre el gobierno de Alfonso López Pumarejo y el de la Concentración Nacional presidido por Enrique Olaya Herrera. El liberalismo y las fuerzas populares y sindicales que acompañaron la revolución en marcha se movían en un mundo de extrañas paradojas, el ascenso de las reformas populares y la presencia del fascismo italiano, el falangismo español y el nazismo Alemán, fuerzas incidentes en nuestra vida por la propaganda desatada de los interesados, sus agencias de difusión ideológica y sus agentes en el país. 

En marcha la Revolución Liberal 

Desde antes de la llegada de López al Mando Supremo, Laureano Gómez, Jefe virtual del partido conservador desde los debates contra Olaya, decretó una política de no colaboración, extensiva a las Cámaras Legislativas. Así, el Partido Liberal sin tener con quien pelear, se puso a pelear consigo mismo y a generar divisiones internas con relación a las reformas propuestas, como consecuencia de los diferentes intereses que se movían en el interior del partido, de la economía nacional y de las clases sociales en pugna.
Las masas se hicieron lopistas y la convención liberal de 1.935 se comprometía a “demoler la economía nacional que establecieron los españoles y que la república en sus primeros tiempos ha venido consolidando”.
La Clase terrateniente se fue haciendo enemiga de las reformas de la revolución en marcha porque sus capitales ensamblados con el agro, no podían permitir la influencia de una legislación de tierras que se encaminaba balbuceante hacía la ruptura de las formas atrasadas de producción. 
La derecha fundó la A.P.E.N. Sus jefes: el conservador José Camacho Carreño y el Liberal Juan Lozano y Lozano. Su periódico: La Razón. Sus objetivos eran: defender el sagrado derecho de propiedad amenazado por un artículo de la Constitución que declaraba que la propiedad es una función social que implica obligaciones. 
Al llegar en 1.934 al poder, el liberalismo adopta el vocabulario de las gentes jóvenes letradas del partido socialista y de los círculos estudiosos del marxismo. El sindicalismo clandestino de Barrancabermeja pudo funcionar abiertamente. Los estudiantes de la federación de 1.929 pasaban, con armas y bagajes, a las filas del liberalismo lopista. Y algunos de ellos se convirtieron, mas tarde, en la derecha del Partid Liberal. 
En el momento de posesionarse López había sostenido: “No encuentro en la historia nacional el ejemplo de un periodo de gobierno que no se haya constituido como una oligarquía, más o menos disimulada o que no haya derivado hacía esa forma de mando, olvidando sus obligaciones con los electores”. Y agregaba: “La propiedad tal como la entiende el gobierno no se basa únicamente en el título inscrito, sino que tiene su fundamento en la función social que desempeña, y la posesión consiste en la explotación económica de la tierra por medio de hechos positivos de aquellos a que sólo da derecho el dominio, como la plantación o sementera, la ocupación con ganados, la construcción de edificios, los cercamientos y otros de igual significación”. 
Frente al estilo de Olaya Herrera que hizo aprobar el contrato Chaux-Folson para entregar a la Texas Petroleum Company y a la Gulf los yacimientos del Catatumbo, López oponía el nacionalismo con la tesis “Colombia para los Colombianos”, ya mencionada. Al gerente de la United Fruit que intentó sobornar a un funcionario colombiano lo mandó López a la cárcel y después al extrañamiento. 
Durante la época se crearon dos nuevos impuestos: el de patrimonio y el de exceso de utilidades. Había fondos para iniciar obras y prestar servicios. 
El 1° de Mayo de 1.936, se realizó el desfile de las clases trabajadoras y, desde los balcones de Palacio, el presidente fue llamado “ compañero” por los oradores populares. La unidad de López con el pueblo era total. Pero, lamentablemente, fuerzas y personas de derecha incrustadas en el gobierno y en el Congreso, impedían que el presidente diera pasos más avanzados.
El gobierno estaba sometido a los golpes venidos de los sectores de derecha: Los latifundistas disgustados por la legislación de tierras; el conservatismo ulcerado por la perdida del poder; la APEN clamando contra los incipientes impuestos y el satanismo en espera de evitar toda solución presidencial que implicara continuidad con La Revolución en Marcha. 
Todo el equipo de gobierno de López era joven. Ello implicaba una lejanía de los vicios administrativos. Con todo, el presidente, nunca encontró un continuador de su obra. A los pocos años, los mismos que pronunciaron los discursos contra el Concordato y la Carta del 86 y las Leyes absurdas y las tradiciones coloniales, entonces vigentes, terminaron en el misticismo, la arbitrariedad y el autoritarismo.
Parecía que, no obstante la timidez de las reformas de la Revolución en Marcha, el antiguo equipo ministerial de ese cuatrienio hubiera tenido vergüenza de haberle servido a la república en el “cambio de la mula al avión”, como entonces se decía. Empero, el relevo de clase dirigente fue provechoso, la circulación de las elites dio paso a la juventud progresista y la sustitución de los viejos equipos aireó el ambiente insoportable de los Caciques analfabetas de todos los ayeres. 
Los impuestos alejaron a sectores liberales del Gobierno. Los trabajadores fundaron la Confederación de Trabajadores de Colombia, y a ella se vincularon los intelectuales de izquierda. Por su parte, Laureano Gómez abrió fuegos contra la administración e invitaba a la “acción intrépida”, “el atentado personal” y a “hacer invivible la república”.

La Ideología del Cambio

Para avanzar en las reformas profundas, en un país atrasado y dependiente, era necesaria una ideología de cambio. El liberalismo podía aportarla, pero a través de su sector progresista. Olaya era hombre de tradición. López era la revolución, ordenada pero progresista. 
La ley 200 de 1.936 era, políticamente, la resultante de dos fuerzas: la batalla del agrarismo mexicano y la dura realidad del campesinado colombiano que Gaitán, en sus combates de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria UNIR convirtió en la tesis central del agrarismo colombiano.
Para cada reforma había especialistas: Jorge Soto del Corral, para la tributación; Echandía para la Constitución; López de Mesa para la cultura aldeana y para los cambios educativos que el estudiantado presionaba. Alberto Lleras y Jorge Zalamea daban su toque de literatura a los documentos oficiales. Los técnicos del viejo ministerio de hacienda redactaban decretos dentro de la nueva formulación de un impuesto a la renta. Amaya Ramírez, técnico conservador al servicio de la reforma, era un estudioso del derecho agrario comparado. López Michelsen, muy joven, trabajó en la comisión y su tesis de grado es justamente sobre La posesión en el Código de Andrés Bello; y Francisco J, Chaux, ministro de Abadía al final y de Olaya siempre, conocía muy bien el derecho y entendía los problemas del campo. 
Carlos Lleras Restrepo, Manuel Alvarado, el profesor Lascarro, trabajaban las normas sobre control fiscal contra la evasión tributaria y el encubrimiento contable, plagas del Régimen Presupuestal colombiano. 
De Daniel Samper Ortega se tomó su Colección para entregar a las escuelas, colegios y universidades una visión de la cultura colombiana con sus poetas, dramaturgos, escritores públicos y periodistas. Los mejores escritores y oradores de Colombia quedan en manos de los lectores. No había sectarismo en esta selección ya que Samper Ortega realizó su antología con una amplitud que difícilmente se puede encontrar en un crítico literario. 
La Universidad Nacional abría las puertas que cerraron los regeneradores. Los cuatro claustros dispersos, -Medicina, Derecho, Ingeniería y la Escuela de minas de Medellín – se integraron en una verdadera Universidad con campus en el noroccidente de Bogotá. Nuevas facultades se organizaban con profesores jóvenes, vinculados por concurso, con la presencia de gentes del viejo continente perseguidas por el terror fascista desencadenado en vísperas de la segunda guerra mundial en aquellos años tormentosos de la década del 30. 
La juventud y el pueblo fueron los soportes de esas reformas. Después del Congreso sindical de Medellín, se organizó la Confederación de trabajadores de Colombia. Nombres como Guillermo Rodríguez, Jorge Regueros, Alberto Cuadros Prieto, Diego Luis Córdoba, Gilberto Vieira, se pusieron a la cabeza de la clase obrera ascendente. Los días de las Bananeras, de la huelga como delito, quedaban atrás y el 1° de Mayo López hablaba a las puertas de Palacio al lado de los oradores de la clase trabajadora, de los socialistas, de los comunistas, y de la izquierda liberal. 

Hacia una nueva Constitución Nacional

Es bueno estudiar la profunda reforma que implicó el acto legislativo Nro. 1 de 1.936, cuyos principales puntos trascribimos aquí: 
LÍMITES: Incluyó dentro de los limites de la República el Archipiélago de San Andrés y Providencia y demás islas que le pertenecen a Colombia en los mares limítrofes, por cuanto la Constitución solo demarcaba el territorio Continental. 
INTENDENCIAS Y COMISARÍAS: contempló esta división, que no la traían ni la Constitución de 1.886, ni sus enmiendas. 
NACIONALIDAD: Asimiló a colombianos de nacimiento a los hijos de padre o madre colombianos que hubieran nacido en el exterior y luego se domiciliaren en la república. 
IGUALDAD JURÍDICA: Dispuso que los extranjeros disfrutaran de los mismos derechos que los Colombianos, salvo los derechos políticos. 
PROPIEDAD: Garantiza la propiedad privada como una función social que implica obligaciones.
INTERVENCIÓN DEL ESTADO: Dispuso que este pudiera intervenir por medio de leyes en la explotación de las industrias y empresas públicas, con el fin de racionalizar la producción, distribución y consumo de las riquezas, o de dar al trabajador la justa protección a que tiene derecho.
LIBERTAD DE CONCIENCIA: Garantizó la libertad de culto y derogó todas las disposiciones de la Constitución de 1.886 referentes a las relaciones entre Iglesia y Estado para remitir esta materia a los convenios que se celebraban con la Santa Sede. 
INSTRUCCIÓN PÚBLICA: Se garantizó la libertad de enseñanza, aunque bajo la inspección del Estado, y se hizo la instrucción primaria obligatoria en el grado que determinara la ley.
LEGISLACIÓN SOCIALl: Se dispuso que la asistencia pública fuera función del Estado para prestarla a quienes estén físicamente incapacitados para trabajar; que el trabajo era una obligación Social y gozaría de especial protección del Estado; que se garantizaba el derecho de huelga, salvo en los servicios públicos y que las leyes podrían establecer el patrimonio familiar inalienable e inembargable. 
VIVIMOS UNA REVOLUCIÓN: Otros aspectos de la vida nacional pueden registrarse en el haber de la primera administración López Pumarejo. La presencia de la izquierda liberal y del partido comunista en el movimiento obrero y campesino era visible. Todas estas fuerzas habían combatido el tratado Chaux-Folson en la administración anterior y criticaron a Olaya duramente por su estilo pro-americano y por el manejo de la guerra con el Perú. La lucha por la tierra en Cundinamarca y el Tolima era librada por la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaría con Jorge Eliécer Gaitan a la cabeza. 
Insistía López en la tesis y slogan “Colombia para los Colombianos”. Y Olaya aparecía como el hombre de los empréstitos en Norteamérica, como el Estadista vinculado al capital monopolista internacional, como el continuador del Respice Polum de don Marco Fidel Suárez, que pedía mirar hacia la estrella polar que eran los Estados Unidos. 
LA OBRA MATERIAL: Hasta la toma del poder por López todos los gobiernos tenían un acumulado de 3.873 Kilómetros de carreteras construidas. Dos años después el país contaba con 10.000 Kilómetros construidos por los departamentos y por la nación. Los Llanos, el Caquetá y las intendencias quedaron incorporados a la economía nacional. Además la Ciudad Universitaria abría sus puertas. Las catorce escuelas normales y la carrera del profesor por concurso daban piso a la batalla de los universitarios que desde Córdoba Argentina en 1.918, habían iniciado la lucha continental por la reforma universitaria. López estaba convencido de que un país se reconstruye por medio de la educación, con una nueva clase dirigente salida del claustro mayor reformado. Por eso ponía en las generaciones de las facultades el destino de la república, de sus profesiones, de sus letras y de la ciencia. 

La piedra Angular

Las leyes sociales, el nuevo trato a los viejos y antiguos problemas, la legislación agraria y tributaria, en lugar de dejar satisfechos a los oprimidos abrió sus ojos a la luz del día, del siglo XX y del socialismo, no obstante que algunas de las disposiciones se quedaron escritas. 
Para Alfonso López la educación era la piedra angular de toda transformación. Hasta entonces la cátedra dogmática y tradicional había hecho de los alumnos gentes serviles de la generación precedente y repetidora de las ideas recibidas en los claustros. La reforma universitaria desplazó a los profesores octogenarios y dio paso a gentes nuevas, a la libre investigación científica y la libre cátedra. El socialismo, el positivismo, la investigación aplicada entraron a los laboratorios y a las aulas. La universidad abrió las puertas a las clases medias y se inició la construcción de edificios modernos y cercanos entre sí, en un “campus” funcional y espacioso cuya adquisición era atacada con calumnias ridículas. 

Las falencias

Esta administración pudo hacer más en áreas fundamentales. Con todo, el Banco de la República, el crédito agrario, la procuraduría y cátedras de contenido político siguieron en manos de gentes de derecha. López no creó las condiciones para que saliera a flote una prensa progresista que enfrentara los problemas con criterio nacionalista, moderno y popular. Las masas pedían incesantes reformas y los ministros preparaban en la sombra el desmonte de lo que se había hecho y abrían el paso a la alternativa que se presentó posteriormente.
La Administración López se presenta como la llegada de una burguesía avanzada y progresista al gobierno de la nación. Gentes nuevas, apellidos ilustres en provincia pero desconocidos en las altas esferas sociales y administrativas de Bogotá, entraron en escena. 
El cuatrienio de la Revolución en Marcha olvidó temas fundamentales. La mujer siguió sin derechos ciudadanos. El divorcio no fue aprobado. La industria privada de la enseñanza no fue abolida. Los auxilios eclesiásticos siguieron siendo aprobados por el Congreso, como antes. Los contratos petroleros, firmados durante la administración Olaya, no fueron rescindidos ni denunciados. La distancia en las técnicas y en la vida entre la ciudad y el campo no se alteraron básicamente. 

Conclusión 

López llega al mando supremo el 7 de agosto de 1.934, con un senado de mayoría conservadora presidido por Laureano Gómez. Los discursos pronunciados en esa fecha histórica nos muestran un respeto entre los Jefes de las viejas colectividades y las doctrinas enfrentadas de los partidos adversos. Ciertamente en ese momento el Liberalismo fue Liberal y el Conservatismo fue Conservador. Definición que puede parecer infantil, pero que se acopla a una fecha en la cual las fronteras existieron claramente y donde, sin mengua de una paz lograda entonces, se preservó el derecho a disentir y el libre examen. 
La primera administración realmente liberal fue en ese momento inaugurada. Olaya Herrera era hombre republicano y su compromiso con las masas no iba más allá de lo dicho en su discurso de aceptación de la candidatura: el respeto al concordato de 1.887 y a la Constitución de 1.886 fueron normas de campaña y tesis de gobierno que se cumplieron puntualmente. En cambio, López habló de la república liberal desde los días de la campaña electoral, no para desconocer los derechos de las Doctrinas distintas sino para señalar un rumbo en medio del caos doctrinario. 
Una serie de reformas esperadas desde los inicios de la república fueron emprendidas por su administración. La Constitución Nacional fue adicionada y reformada; La Ley tributaria moderna expedida; la legislación de tierras dictada; la Universidad Nacional creada y la Educación Pública actualizada. Las disposiciones en materia laboral y la dirección social del Estado permitieron la presencia activa de las clases trabajadoras en la vida nacional.
Se inicia la administración López con la aprobación del protocolo de Río de Janeiro, primera victoria diplomática de Colombia después de la guerra con el Perú. El tratado de Comercio con los Estados Unidos preserva la sombra proteccionista del Arancel de Aduanas y articula una Política de buena vecindad frente al reformismo rooseveltiano. La soberanía de Colombia, la política internacional independiente y la organización de la armada nacional y modernización del ejercito y de la policía, dan a esa gestión un tinte de fuerza y de altivez entre los países del continente. 
López Pumarejo dejó una huella que todos los gobiernos, aún los más lejanos a su ideario y a su nombre, han tenido que respetar. Ni la política Social ha podido borrarse, ni la universidad moderna suprimirse, ni la sensibilidad del estado acabarse, ni la política económica intervencionista ausentarse. Dividió a Colombia de manera distinta a como las guerras civiles o la violencia de partido habían logrado hacerlo por la pasión frente a los problemas económicos y a las decisiones sociales.
Dio López a su partido liberal y a su país el habito de pensar en términos de economía, de nueva sociedad y de patria. Hasta entonces pocos estadistas, si los hubo, tomaban en cuenta los coeficientes de producción, las cifras de comercio exterior, las plantas de personal de las empresas. El presupuesto era una herramienta para sacar plata y meterla en una lista civil de una burocracia adormecida. López pide un plan fiscal desde 1.916, condena a quienes no lo hicieron y lo realiza con la reforma tributaria que lo hace posible por el financiamiento del gasto público, el presupuesto de inversiones y el criterio Keynesiano de crear empleo con el gasto estatal. 
La Constitución Nacional, hasta entonces suma de normas monárquicas y estáticas, se vuelve en 1.936, carta magna de gobiernos que pueden, sin salirse del principio de la legalidad, intervenir en la economía, progresar los débiles, organizar el estado providencia, dar cobertura asistencial al pueblo.
En medio del escepticismo de la clase dirigente colombiana, López saca a flote los valores nacionales.
López, al lado de las grandes reformas, replanteó dos cosas con éxito: el papel protagónico del pueblo en las decisiones nacionales y la función primordial del Estado moderno como motor del desarrollo.



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